lunes, 3 de marzo de 2014

EL TREN CHEPE

 

El tren Chihuahua-Pacífico es el medio ideal para recorrer uno de los escenarios naturales más imponentes de México: las Barrancas del Cobre. Abórdalo y descubre la Sierra Tarahumara.


Su nombre es Chihuahua Pacífico, pero le llaman cariñosamente “Chepe”, a propósito de sus iniciales (CH-P). Tiene casi 50 años, pero este “Señor de las Barrancas” corre sin prisa la Sierra Madre Occidental o Sierra Tarahumara dos veces por día. En sus viajes de Los Mochis a Chihuahua, y viceversa, para en ocho estaciones turísticas: Los Mochis, El Fuerte, Bauichivo/Cerocahui, Barrancas, Divisadero, Creel, Cuauhtémoc y Chihuahua, cruzando diariamente incólume el encanto hechicero de las Barrancas del Cobre, el complejo geológico
más importante de México. Al Chepe le gusta correr, como a los rarámuris (“los de pies ligeros”). Y al igual que ellos, se confunde en el paisaje, de no ser por ese detalle en color rojo que amarran a su cabeza y que los distingue del entorno. La máquina del tren es carmesí. Este tren de pasajeros de color de sierra (verde oscuro) es el más antiguo de México y el único de pasajeros en el país, y honra cada día a los rarámuris acercando su cultura ancestral a quienes viven lejos.

En la Misión de San Ignacio de Arareco, donde viven dispersos en 20,000 hectáreas de bosque, se puede conocer la visión de estos indígenas de vocablos dulces y vestidos llenos de color. Los rarámuris tienen un valor excepcional por las personas, no así por las cosas. Para ellos, a los 14 años ya eres un adulto y sus hogares están dentro de las cuevas que hay en las barrancas o en chozas de madera construidas en las laderas de las montañas o a las orillas de cualquier arroyo. Y adivinar su edad es todo un reto, pues en su rostro cada línea recuerda el clima extremo de la región.

A bordo del ferrocarril se visita también a los menonitas en Ciudad Cuauhtémoc, el lago de Arareco, los valles de los Hongos y de las Ranas, la cascada y el templo de Cusararé desde Creel; y la Cueva del Chino, donde viven rarámuris desde hace cuatro generaciones, y el mirador de Piedra Volada, en las barrancas de Urique y Tararecua, entre muchos otros lugares llenos de encanto milenario.

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